Colocar cortinas o puertas en la bañera o ducha es una de las numerosas disyuntivas que se te presentan al comprar una casa? Cuáles son más elegantes? Cuáles se ajustan mejor al presupuesto y al estilo de decoración planeado?
Son sólo algunas de las preguntas a las que tratamos de responder antes de escoger entre una u otra opción.
Las cortinas: pros y contras
A su favor hay que decir que son más baratas que las puertas y que sus precios, mientras que en el caso de las puertas el importe se duplica o triplica. Hasta hace poco, su variedad de diseños era muy amplia y era muy sencillo encontrar una cortina cuyos motivos y colores combinaran con los tonos del alicatado, las toallas, etc.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, si te mudas de casa, siempre podrás llevarlas contigo, algo totalmente imposible con una puerta. Otro punto para considerarlas como una buena opción es su fácil instalación. Es cuestión de colgar la cortina en las argollas que la unen al tubo que hará de sostén.
La elegancia de las puertas
En primer lugar, las puertas presentan un mantenimiento más cómodo, ya que con un paño y una pequeña cantidad de cloro vuelven a estar como nuevas. Su presencia es sinónimo de elegancia y resultan más atractivas a la vista que las cortinas porque inspiran una mayor limpieza.
Los únicos rincones con los que tendrás que pelearte serán las ranuras. Cuando éstas acumulan restos de jabón es fácil que, una vez secos, no te permitan cerrar las puertas con fluidez. Por otro lado, siempre representarán una inversión mayor en dinero y en tiempo que las cortinas, puesto que los materiales son más caros y la instalación debe hacerla un profesional.
El catálogo de cerramientos existente en el mercado es muy amplio. A su adaptabilidad a cualquier plato de ducha (cuadrado, semicircular, rectangular, etc.) se le suma una extensa tipología de puertas (correderas, abatibles, deslizantes, basculantes, etc.). Por otra parte, los colores de los cristales van del transparente al fumé, pasando por el vidrio decorado.