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Cómo ventilar el dormitorio y dormir mejor

¿Por qué ventilar el dormitorio?

Principalmente, cumple la función vital de proporcionarnos oxígeno, además el cambio de aire nos hace sentirnos más cómodos, disipa los malos olores y mantiene la humedad en el aire a raya.

Si ventilamos bien todas las habitaciones de nuestra casa evitaríamos la aparición de moho por la condensación de la humedad en el aire. También impediremos posibles afecciones respiratorias debidas a la suciedad y, en algunos casos, a la toxicidad contenida en el aire. Existe una habitación especialmente importante a la que debemos prestar a la hora de ventilar y esta es el dormitorio, son varios motivos los que nos llevan a realizar esta afirmación: Después de toda una noche (al menos ocho horas) durmiendo en una misma estancia, el aire de la misma necesita renovarse, dejar entrar aire puro para evitar la proliferación de microorganismos que nos puedan hacer enfermar.


El ambiente de sueño es fundamental para dormir bien: toda la noche, la habitación debe mantenerse a una temperatura adecuada y debe estar libre de olores. La ventilación diaria del dormitorio contribuye a ello.

La calidad del aire, determinante para descansar bien
¿Eres de los que duerme con la puerta cerrada? Error, un equipo de científicos de la Universidad de Tecnología de Eindhoven , estudió los patrones de sueño de 17 adultos jóvenes saludables durante diferentes noches. Los resultados fueron concluyentes: en las habitaciones bien ventiladas se registraban niveles más bajos de dióxido de carbono en el aire, lo que se traducía en un mejor descanso para los sujetos de estudio.

¿Cómo ventilar?

Existen varios tipos de ventilación, que vienen definidas a grandes rasgos por el modo de ventilar y por la procedencia de la corriente de aire limpio.

Ventilación forzada

Se refiere a la que se produce de manera artificial con la ayuda de medios mecánicos como ventiladores, campanas de cocina o extractores.

Ventilación natural

Esta se produce la acción de corrientes de aire exteriores que provocamos intencionalmente. Durante un tiempo controlado dejamos entrar el aire de fuera en las diferentes habitaciones de nuestra casa. Los dos modos de ventilación natural más comunes son la ventilación cruzada (con entradas y salidas de aire en lados opuestos haciendo que la corriente airee todo el hogar), la de efecto chimenea (producida por la diferencia de peso entre el aire frío y el aire caliente) e infiltración (de forma involuntaria, por rendijas y pequeños espacios que permiten la entrada de aire desde el exterior).

Si estamos hablando de nuestro la ventilación del dormitorio, evidentemente y como ya hemos comentado anteriormente lo ideal es la ventilación natural.

Ventilación parcial

Este tipo de ventilación es la que solemos hacer, consiste en abrir parcialmente la ventana de la habitación que queremos airear y dejarla así durante un tiempo prolongado. Esta ventilación es la ideal para nuestro dormitorio, sobre todo, cuando nos acabamos de levantar y la habitación ha estado cerrada un largo período. Esto no siempre conviene, especialmente durante el invierno, cuando puede provocar la aparición de humedad y, por consiguiente, de moho por el cambio brusco de temperatura y la condensación del aire.

Ventilación instantánea

Esta consiste en abrir la ventana o puerta completamente pero por un periodo corto de tiempo. Esta es mucho más recomendada ya que consigue un volumen de intercambio de aire bastante superior que en el caso anterior. Evidentemente, este modo de ventilación se tiene que realizar varias veces al día (se recomienda unas 2 o 3 veces) si estamos usando la habitación de forma continua.

Ventilación cruzada

Durante la ventilación instantánea, además de abrir las ventanas para que entre aire limpio a la habitación, se recomienda abrir así mismo las puertas, permitiendo al aire limpio penetrar más rápidamente y mejor por todo el interior del hogar.

rempi:

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